(A dynamic-equivalence enhancement of a translation of Mario de Andrade’s “El Valioso Tiempo de los Maduros”)
I reckoned my age and discovered that I have fewer years to live henceforth . . . .
I seem like a man who was given a package of goodies and after eating some of them first, later fell into a deep reflection upon realizing that he didn’t have much left anymore.
I no longer have time to spend for endless meetings that achieve nothing as statutes, rules, procedures and regulations are discussed.
Neither do I have time to give my encouragement to senseless people who have not grown up despite their ages.
I cannot spare a moment with mediocrity in engagements where egos march in parade. I cannot stand the presence of manipulators and opportunists. I am upset by the presence of the envious whose objective is to degrade the competent and usurp their positions, talents and achievements. I detest, as I witness, situations where characters are assassinated in the name of securing a lucrative position. People are not mindful of substance; what matters are titles. I have limited time to talk about titles; I desire essence for my soul is in haste. . . .
Not much goodies left in the package anymore. . . .
I wish I could be with genuine human beings, real ones.
I wish I could laugh with them in their mistakes and be less arrogant like them in their triumphs . . . They who do not think they are special . . . They who do not abandon their responsibilities but uphold the value of human dignity.
And as I walk alone, I desire to be on the side of truth and honesty—the essential virtues that make life worth living.
I associate with people who are able to feel the hearts of others. . . .
People whose wisdom has been acquired through the tough lessons of life bestowing them with an ability to give a tender touch on others’ souls.
Yes, move fast and live with the passion achievable only in the prime of life. Far from my intent is to aimlessly squander the few goodies left. I’m certain what remains are more precious than those I’ve consumed so far.
I aspire to get to my goal fulfilled and in tranquility with my loved ones and with myself.
Let your wish be the same for any which way you go, you will surely get there.
English translation enhanced by:
Ruel F. Pepa
Friday, October 23, 2009
"EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS"
Mensaje de Mario de Andrade
(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)
“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora...
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa... Sin muchas golosinas en el paquete...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas….
Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí, tengo prisa, pero por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna, de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera, llegarás..."
Mario de Andrade
(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)
“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora...
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa... Sin muchas golosinas en el paquete...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas….
Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí, tengo prisa, pero por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna, de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera, llegarás..."
Mario de Andrade
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